miércoles, 11 de enero de 2012

Enero de 2012


Los cuchillos de mesa Ingleses en el siglo XIX

Producción, a gran escala y de exquisita manufactura, de los cuchillos mas finos jamás fabricados.


Durante los años 1850 a 1890, Inglaterra ostentaba una superioridad económica y social indiscutible. Varios países europeos, y también EEUU, estaban en guerra situación que aprovechó para proveerlos de armas, capital y transportes marítimos. Las marcas que estaban relacionadas con la manufactura del acero, plateado y cuchilerría exportaban, solo a EEUU, doce toneladas anuales de sus productos. Enormes riquezas de carbón, hierro y materias primas, provenientes de sus riquísimas colonias (en África e India principalmente) dieron a Inglaterra un poderío económico nunca visto.

Sus mercancías eran las mejores y más baratas del mundo, colaborando para ello varias innovaciones técnicas en la industria siderúrgica. Inglaterra se encontraba 30 o 40 años más adelantada que el resto del mundo.

En este contexto fabricó, principalmente en la famosa ciudad de Sheffield, los más finos cuchillos jamás fabricados. A gran escala y con los mejores materiales: las hojas de un acero duro y, sin embargo, flexible. Por otro lado los cabos eran realizados, la mayoría de las veces en marfil, como verdaderas obras de arte.

En 1824, según el registro general de marcas de Londres, la población incluía siete mil cuchilleros. Lo que fue Sheffield se lo debe a los maestros cuchilleros y todo lo que hicieron por la ciudad. Existía una inmensa cantidad de marcas y una absoluta excelencia en la manufactura del metal, también, en los materiales utilizados para los cabos, cajas y diversos utensillos relacionados con la industria de la cuchillería.

Las innumerables marcas isologotípicas (compuestas por textos e imágenes) que utilizaron los fabricantes para identificar sus productos, en algunos casos fueron utilizadas de la misma manera para identificar sus productos con pequeños o insignificantes cambios durante un largo período. En otros casos comerciantes Ingleses y Americanos sellaron con sus marcas comerciales algunos productos. Solo analizando cuidadosamente los materiales utilizados para su fabricación (aceros, marcas, materiales para los cabos y otras partes que componen al cuchillo) y, si es que presenta, algunos íconos (letras y otros dibujos). Con ayuda de algunos catálogos de marcas podemos identificar, una época aproximada, de la fabricación del utensillo en cuestión.

Durante la época dorada, aproximadamente entre 1880 y 1890, se utilizaron veinticinco toneladas anuales de colmillos de elefante para los cabos de los cuchillos y otros utensillos. Los colmillos de mejor calidad eran los africanos, luego los de India del este, se diferenciaban ocho calidades distintas, la parte amarilla del centro del colmillo era la más valuada.

A parte del marfil cuatrocientas toneladas de cuernos de ciervo fueron utilizadas para el mismo fin, solo la parte exterior perleada y marrón era utlizada para las cachas, las luchaderas y puntas para los cabos. El interior o la parte esponjosa del centro era utilizada para hacer un excelente fertilizante.

Por otro lado varios hombre trabajaban en las hojas, sobre la forja, en forma de barras debajo de los martillos. El color del acero variaba entre azul y púrpura, luego cada hoja era marcada con la marca individual del fabricante. La forma era dada sin el pulido y finalizado del artículo y pasaba al siguiente paso. En el caso de los cuchillos de mesa se soldaba la espiga que se calentaba hasta la incandescenia y era sumergida perpendicularmente en agua fría.

El próximo proceso era el afilado, el afilador dibuja la hoja mientras miles de partículas de piedra y de acero vuelan a su alrededor, las partes bajas de la piedra tocaban un vaso largo que contenía agua. El proceso continúa hasta que el acero pierde el color oscuro del forjado, luego utilizaban distintas piedras, una arenisca y otra azul junto a una rueda esmeril, dejando la hoja fuerte y brillante. Los afiladores de Sheffield utilizaban sus propias herramientas, eran inflexibles y resistían cualquier innovación.

Los cabos, virolas y tapones, y otras partes que componen el cuchillo, eran realizados por artesanos que, con ayuda de una regla y una lupa, usando solo un cincel y un mazo, realizaban exquisitas obras de arte, como si fueran pequeñas esculturas exactamente equidistantes.

El siguiente nivel, donde trabajaban hombres, mujeres y niños, consistía en poner las partes del cuchillo juntas. El trabajo era tan complejo, que para un solo cuchillo, las distintas partes que lo componen podían pasar por manos de hasta setenta diferentes artesanos desde que la hoja se empieza a forjar hasta que el instrumento esta listo para salir al mercado.